jueves, 5 de junio de 2014

Se va de viaje.

PERSONAJE
Me voy de viaje.

(Mira a la ventana, abre la cortina, mira al cielo)

PERSONAJE
Me voy a ver al sol.
Llegaré lo más lejos posible.
Pero no se preocupen, voy a estar bien.
Me despido hoy, me voy mañana.
Voy a estar donde los cometas naveguen
sonriendo de lejos, viendo por fin, 
qué hay más allá.

Pájaro

Algunos dicen que Santiago es una ciudad imposible. Que hay mucha gente, que los tacos, que las bocinas. Yo misma decía eso antes de vivir acá. 
Pero ahora creo que es la forma en mirarla, que ha cambiado mi opinión. Ya no creo que es una selva de cemento, porque ahora estoy en una posición extraña. Es como si a un loro lo encerraran en una pequeña jaula, pero que esa jaula estuviera en medio de una selva. Así veo Santiago ahora. Como si fuera un lugar inalcanzable, pero a 3 metros de distancia. Es una cruel tentación. Y esta cama, al mismo tiempo de ser mi guarida, es mi pequeña jaula. Y veo Santiago desde esa ventana, y los ciclistas pasan mirando como caen las hojas del otoño, y los que manejan con cara larga sus automóviles en los tacos, no se dan cuenta que ellos por lo menos, alcanzan a estirar sus alas. Yo qué daría por ir a dar un viaje, como esos de antaño, a mirar el horizonte en la copa de los árboles. 

Mirando el cielo

¿Has imaginado toda la gente que ve el mismo cielo que tú?
¿Cuánta gente lo mira exactamente al mismo tiempo que tú?
Las coincidencias suelen sorprendernos.

Somos tan individualistas, que nos impresiona que puedan existir similares a nosotros. Como la vida extraterrestre, por ejemplo. Nos impresiona que puedan existir animales tan inteligentes como nosotros, allá afuera. Cuando miramos al cielo, ese universo estrellado, que ni siquiera podemos imaginarlo en su totalidad, ya que nuestros sentidos son incapaces de percibir semejante intensidad. Y sin embargo, continuamos imaginando que hacemos el intento de dimensionarlo, ya que la necesidad de compararnos, es mayor. Es como cuando pasamos al lado de un espejo, y la curiosidad toca a la emergencia inmediata, por mirar nuestro reflejo.

Mi Cuerpo Perfecto

Sólo tú conoces mi secreto.
Un cuerpo perfecto.
Unas líneas perfectas.
Una piel suave y perfumada.
Un abdomen plano y tonificado.
Un cuerpo perfecto, pero que no puedes usar.
Unos pezones que no van a amamantar.
Un vientre que no va a procrear.
Unas manos que no van a proteger.
Todo en un cuerpo perfecto que no puedes usar.
Sólo tú conoces el secreto.

domingo, 1 de junio de 2014

¿Qué pensaría?

Sí, a mí me pueden decir que el cerebro, que el ojo, que la imaginación y las neuronas, que el hipotálamo, el córtex, la mielina, la neurotransmisión, la sinapsis y el canal, que la médula y esto otro...

¿Somos acaso un camino? ¿Estamos compuestos por autopistas internas, con diversas ciudades, en donde ahí dentro viven los buenos y los malos, los útiles de los inútiles, lo conocido de lo desconocido? ¿Hasta dónde puede llegar nuestra imaginación, las ganas de saberlo todo, de justificarlo todo, incluso el más mínimo detalle, del que sabemos la nada misma?

(Negro) 

El apacible momento de silencio, de colores y suposiciones, quietas, como flotantes en un río, amansado por nuestros propios movimientos. Un río suave, calmo y silencioso...

(Burbujas suben y bajan...)

Y al mismo tiempo hay un bombeo, ese que nos recuerda que tenemos piernas, que allí están, a pesar de todo, igual de expectantes que nosotros, sí, ellas son tú. Ese bombeo empieza en el pecho, en el corazón. Después se dirige a todos lados, envolvente. Incluso hasta la punta de los dedos o del pelo, el más ínfimo pelo...

Lo escribo para recordarlo, para tenerlo conmigo. Diógenes de las palabras e imágenes. Coleccionar, juntar, reunir, UNIR. UNIÓN. Soy una especie de puzzle, que alguna vez estuvo entero. Alguna vez, en algún momento, todas esas partes, todos esos pedazos, estuvieron juntos. FUIMOS UNO. Y esos fueron a su vez un UNO. Esos eran:

http://shadowness.com/sierafox/angel-siluet-2
- Nariz
- Ojo
- Pelo
- Boca
- Ceja
- Uña
- Pierna
- Cuello
- Brazo
- Pantorilla
- Espalda
- Oreja
- Dientes
- Pestaña
- Talón
- Dedos
- ... y ya no sé qué más.




Todo eso alguna vez fue una gran silueta. Algo como nuestra sombra, como si eso estuviera completo. 

Escucho todo lo que surge de esta casa, la pieza, también memorizo los sonidos. Ellos tienen momentos del día. El reloj, que cuando cierro los ojos, se vuelve dueño del tiempo y lo ralentiza a su antojo. El sonido golpea mi cabeza y la hace mucho más lenta, más dócil, más congelada en un momento de contemplación con el espacio.

Lo único que hago es describir lo que siento, ahora, en el presente, estoy acá, escucho y vivo aquí, AHORA, no quiero mencionar nada que no esté aquí mismo, en eso que llaman el hemisferio derecho. Y las palabras se hacen en este lugar, surgen como si no pudiera dominarlas, aletargadas e incomprensibles, se mezclan con lo lejano, un sonar de teléfono, una chica que pregunta por una olla. Y yo sin poder contestar ese teléfono, que ya termina de sonar y yo sigo aquí. Debo pausar, mi brazo ya está exhausto, no entiendo nada de los garabatos que acá se emiten. El brazo ha salido de mi cuerpo, es independiente, quizás eso quiere, independencia... ¿no entiende acaso, que la queremos todos? 

Pausa.